Las inversiones en Terreno rústico se consolidan como valor seguro para inversores ante la caída de los valores financieros.

Invertir en fincas rústicas se ha convertido en una opción muy rentable tras la crisis derivada de la pandemia. No en vano, estos terrenos suelen mantener unos precios bastante estables, lo que convierte su compraventa en un negocio casi seguro en tiempos de crisis e incertidumbre como el actual.

Pero, ¿Cuáles son los aspectos diferenciales que hacen de la inversión en fincas rústicas una actividad muy atractiva? En primer lugar, la ya mencionada estabilidad de los precios. La causa de este fenómeno se encuentra en la estabilidad del sector alimentario. Independientemente de las crisis, este segmento se mantiene fuerte de manera constante. No en vano, todos tenemos que comer…

Pero realmente lo que hace interesante este tipo de inversiones es el hecho de que estén en explotación, bien sea como unidad de producción agrícola de regadío con sistema de cultivo intensivo, en cuyo caso la rentabilidad estará casi asegurada, o bien como explotación dedicada al turismo rural, o ambas opciones combinadas.

Lo cierto es que este tipo de fincas cotizan dependiendo de la calidad del terreno y la zona desde 8 Euros el metro cuadrado hasta 15 Euros el metro cuadrado y en algunas zonas del sur de España pueden llegar a cotizar hasta 20 o 25 Euros el metro cuadrado si aplican técnicas avanzadas de invernadero y además técnicas avanzadas de regadío con evolucionados sistemas tecnológicos de gestión Ambiental.

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